martes, 2 de noviembre de 2010

¿Qué es la bulimia?

La bulimia o bulimia nerviosa es un trastorno mental relacionado con la comida. "Bulimia" proviene del latín būlīmia, que esto a su vez proviene del griego βουλμια (boulīmia), que a su vez se compone de βούς (bús), buey y λμος (līmos), hambre. Significa hambre en exceso o hambre de buey. Es una enfermedad que se da más en las mujeres que en los hombres, aunque hoy en día es una enfermedad que se da en ambos sexos.
La persona afectada utiliza luego diversos métodos, tales como vomitar o consumir laxantes en exceso, para prevenir el aumento de peso.
En el origen de esta enfermedad intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales que desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden a un gran temor a engordar. El enfermo siempre se ve gordo, aun cuando su peso es normal, pero no puede reprimir sus ansias de comer.
Generalmente la bulimia se manifiesta tras haber realizado numerosas dietas dañinas sin control médico. La limitación de los alimentos impuesta por el propio enfermo le lleva a un fuerte estado de ansiedad y a la necesidad patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos. Hasta el momento se desconoce la vulnerabilidad biológica implicada en el desarrollo de la enfermedad y son más conocidos algunos factores desencadenantes relacionados con el entorno social, las dietas y el temor a las burlas sobre el físico. Muchos de los factores coinciden con los de la anorexia, como los trastornos afectivos surgidos en el seno familiar, el abuso de drogas, la obesidad, la diabetes mellitus, determinados rasgos de la personalidad y las ideas distorsionadas del propio cuerpo.

Causas, incidencias y factores de riesgo

Muchas más mujeres que hombres padecen de bulimia y el trastorno es más común en niñas adolescentes y mujeres jóvenes. La persona afectada generalmente es consciente de que su patrón de alimentación es anormal y puede experimentar miedo o culpa asociada con los episodios de ingestión excesiva de alimento y purgas.
Se desconoce la causa exacta de la bulimia, pero los factores genéticos, psicológicos, traumáticos, familiares, sociales o culturales pueden jugar un papel. La bulimia probablemente se debe a más de un factor.


  • Género femenino
  • Historia de obesidad y dietas
  • Insatisfacción corporal
  • Comentarios críticos por la familia u otros acerca del peso, forma del cuerpo o alimentación.
  • Factor estresante severo en la vida; presión de logros; factores estresantes de competencia.
  • Baja auto-estima
  • Presión percibida de ser delgado
  • Pensamiento perfeccionista u obsesivo
  • Historia de anorexia nerviosa
  • Ambiente que valore la delgadez o el acondicionamiento físico (por ej., fuerzas armadas, ballet, porristas, gimnastas o modelos).
  • Historia familiar de abuso de sustancias, trastornos afectivos, trastorno   alimenticio u obesidad.
  • Diabetes tipo 1
  • Mal control del impulso, abuso del alcohol
  • El abuso sexual no está causalmente relacionado con la bulimia.  

Sintomas

Generalmente las personas que padecen bulimia han sido obesas o han realizado numerosas dietas sin control médico. Tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por lo que la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los síntomas típicos de un cuadro de bulimia son los siguientes:
Atracones o sobre ingesta de alimentos: el enfermo come una gran cantidad de alimentos en un espacio de tiempo muy corto. No tiene control sobre la ingesta y es tal la ansiedad que cree que no puede parar de comer.
Para prevenir el aumento de peso y compensar el atracón o el exceso de las comidas se provoca vómitos, utiliza laxantes, diuréticos, fármacos, o recurre a otros medios que le permitan controlar el peso, como la practica abusiva de actividades deportivas.
Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por semana.
Suele alternarse con episodios de ayuno o de muy poca ingesta de alimentos, pero al poco tiempo vuelven a sufrir episodios de ingestas compulsivas
La autoestima del enfermo es baja y la identifica con su cuerpo.
Asimismo, se producen otros cambios físicos y emocionales (depresión, ansiedad) que manifiestan el desarrollo de la enfermedad. Los bulímicos se ven gordos, incluso cuando su peso es normal; se avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan, por lo que intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de todo, la ingestión compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales características de esta patología. Pueden llegar a gastar una gran cantidad de dinero en comida o recurrir a la que ya hay en casa, que comienza a desaparecer misteriosamente de la despensa. No sienten ningún placer al comer ni preferencias en cuanto al tipo de alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y procuran comer solos. Su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse, y la comida es su único tema de conversación. Además, la falta de control sobre los alimentos les produce grandes sentimientos de culpa y vergüenza.
Resumiendo, los síntomas o comportamientos que se pueden notar abarcan:
  • Episodios recurrentes de atracones de comida.
  • Una sensación de pérdida del autodominio durante los atracones de comida.
  • El uso regular de vómito autoinducido, laxantes o diuréticos, dieta estricta o ayuno, o ejercicio muy energético para evitar el aumento de peso.
  • Un mínimo de dos episodios de atracón de comida a la semana durante al menos tres meses.
  • Preocupación exagerada por la figura y el peso corporal. Las bulímicas están continuamente obsesionadas por su aspecto y trabajan duro para ser lo más atractivas posibles.
  • Antecedentes de dietas frecuentes. Muchos estudios han revelado que casi todas las personas que desarrollan bulimia han realizado frecuentes intentos de controlar su peso.
  • Síntomas de depresión. Incluyen pensamientos melancólicos o pesimistas, ideas recurrentes de suicidio, escasa capacidad de concentración o irritabilidad creciente.
  • Excesivo temor a engordar. En un estudio reciente, el 92 por ciento de las pacientas bulímicas encuestadas dijeron que sentían pánico o mucho temor a engordar.
  • Comer en secreto o lo más inadvertidas posible.
  • Mantenimiento de al menos un estándar normal mínimo de peso. A diferencia de las anoréxicas, las bulímicas no tienen una figura demacrada que las traicione. Por supuesto, muchas mujeres con anorexia también desarrollaran bulimia.
  • Ejercicio compulsivo
  • Evidencia de empaques desechados de laxantes, pastillas para adelgazar, eméticos (fármacos que inducen el vómito) o diuréticos (fármacos que reducen los líquidos)
  • Ir al baño de manera regular inmediatamente después de las comidas
  • Consumir repentinamente grandes cantidades de alimentos o comprar grandes cantidades de alimentos que desaparecen de inmediato Aspiración (paso del contenido gástrico al árbol bronquial)
  • Rotura esofágica o gástrica
  • Neumomediastino o neumotorax (entrada de aire al interior de la cavidad toráxica)
  • Hipopotasemia (niveles bajos de potasio en la sangre)
  • Arritmia cardíaca
  • Ansiedad o compulsión por comer
  • Abuso en el consumo de medicamentos laxantes y diuréticos
  • Seguimiento de regímenes dietéticos diversos
  • Deshidratación
  • Alteraciones menstruales y amenorrea; esterilidad
  • Incremento y reducción bruscos de peso, desestabilidad en el peso.
  • Aumento en la frecuencia de caries dentales
  • Aumento del tamaño de las glándulas salivales e infección de estas
  • Pérdida de cabello
  • Desmayos muy frecuentes, mareos
  • Heridas de la mucosa bucal
  • Alteración o pérdida esmalte dental
  • Dolores de cabeza y migraña
  • A largo plazo junto con otras complicaciones puede producir tumor de laringe o garganta, no siempre benigno
  • Dolores en la garganta (luego de vomitar)
  • Piel seca
  • Debilidad en las piernas
  • Disfonía
  • En las mujeres se interrumpe la menstruación




Consecuencias clínicas:


  • Arritmias que pueden desembocar en infartos.
  • Deshidratación.
  • Colon irritable y megacolon.
  • Reflujo gastrointestinal.
  • Hernia hiatal.
  • Pérdida de masa ósea.
  • Perforación esofágica.
  • Roturas gástricas.
  • Pancreatitis.


La tasa de mortalidad se sitúa en un 5%. Un estudio indica que el 20% de las mujeres con bulimia siguen luchando contra el trastorno después de diez años.

Signos y bulimia

            Un examen de los dientes puede mostrar caries dental o infecciones de la encía (como gingivitis). El esmalte de los dientes puede estar erosionado o picado por la excesiva exposición a los ácidos del vómito.
Un examen físico también puede revelar:
  • Vasos sanguíneos rotos en los ojos (por el esfuerzo al vomitar)
  • Boca seca
  • Apariencia similar a una bolsa en las comisuras de la boca debido a las glándulas salivales inflamadas
  • Salpullidos y granos
  • Pequeñas cortaduras y callosidades a través de las puntas de las articulaciones de los dedos debido al vómito autoinducido
Un examen chem-20 puede revelar un desequilibrio electrolítico (como hipocaliemia) o deshidratación.

Tipo de bulimia

En función del tipo de purga que utilizan para compensar el atracón, tenemos:
Tipo purgativo: cuando se utiliza como conducta compensatoria el vómito (emesis), los laxantes, los diuréticos, enemas, jarabe de ipecacuana o incluso la teniasis, (infestación por Tænia solium), para eliminar lo más pronto posible el alimento del organismo.6
Tipo no purgativo: Entre el 6% y el 8% de los casos de bulimia se llevan a cabo otras conductas compensatorias, como el ejercicio físico intenso o no se hace nada o se hace mucho ayuno; es un método menos efectivo para contrarrestar y deshacerse de las calorías. El tipo no purgativo se da solo en, aproximadamente, el 6%-8% de los casos de bulimia, ya que es un método menos efectivo de eliminar del organismo un número tan elevado de calorías. Este tipo de bulimia suele presentarse también en quienes presentan el tipo purgativo, pero es una forma secundaria de control del peso.

Poblacion en riesgo

La población en riesgo está formada sobre todo por mujeres de cualquier clase social en países industrializados como los Estados Unidos, América Latina en general, la Unión Europea, Canadá, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
La bulimia nerviosa se inicia generalmente en la adolescencia o al principio de la vida adulta; generalmente en las mujeres (por cada 10 casos solo uno es un hombre). Los atracones suelen empezar después o durante un periodo de régimen dietético.

Tratamientos

Tratamiento

            Las personas bulímicas rara vez necesitan ser hospitalizadas, excepto bajo las siguientes circunstancias.
            Con mucha frecuencia, se realiza un método por pasos para los pacientes con bulimia. Este método de tratamiento sigue etapas específicas, dependiendo de la gravedad de la bulimia y de la respuesta de la persona a los tratamientos:
  • Los grupos de apoyo pueden servir para pacientes con afecciones leves que no tengan ningún problema de salud.
  • La terapia cognitiva-conductual (TCC) y la terapia nutricional son los primeros tratamientos preferidos para la bulimia que no responde a los grupos de apoyo.
  • Los fármacos usados para bulimia son particularmente los antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS). Una combinación de terapia cognitiva-conductual e ISRS es muy eficaz si la primera no es efectiva sola.
Los pacientes pueden abandonar los programas si tienen expectativas poco realistas de "curarse" con la terapia solamente. Antes de que un programa empiece, se debe aclarar lo siguiente:
  • Es probable que se ensayen muchas terapias hasta que el paciente tenga éxito en la superación de este difícil trastorno.
  • Es común que la bulimia reaparezca (recaída) y esto no es una causa para desesperarse.
  • El proceso es doloroso y requiere del esfuerzo de parte de los pacientes y de sus familias.

Tratamientos farmacologicos

            Debe realizarlo un médico psiquiatra, generalmente miembro del equipo. Con un previo examen profundo del estado orgánico general del paciente, se efectuarán sólo en casos de depresión progresiva y para reducir la frecuencia e intensidad de las compulsiones bulímicas, cuando el apoyo psicoterapéutico ya no surte efecto. Se emplearán antidepresivos de última generación, los que al parecer tienen un efecto sobre el comportamiento alimenticio actuando sobre los sistemas metabólicos que regulan el hambre, la sensación de saciedad y el equilibrio del peso. Uno de los antidepresivos más utilizados en el tratamiento de la Bulimia Nerviosa es la fluoxetina, psicofármaco que se halla dentro del grupo de los "inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina"(ISRS). El pilar del tratamiento con este fármaco reside en el hecho de haberse probado que los pacientes bulímicos tienen niveles inferiores de serotonina en sangre y, por lo tanto, en el sistema nervioso central, lo que determina las típicas oscilaciones en el humor y el apetito exagerado que conduce al atracón, sumados a la intensa preocupación por la imagen corporal y el temor a perder el control sobre los hábitos alimenticios. Múltiples investigaciones sugieren que la Bulimia tiene relación con la imposibilidad del sistema nervioso de regular la serotonina.
            Los antidepresivos por lo general se administran por varios meses: deberán pasar por lo menos cuatro semanas para que comiencen a notarse los efectos (fase de impregnación). Una vez dejada la terapia de forma paulatina, la fluoxetina se queda almacenada en el organismo por semanas, incluso meses. Aunque la droga es habitualmente bien tolerada, algunos pacientes presentan efectos indeseables por ejemplo: insomnio, fatiga, náuseas, diarrea, nerviosismo, etc. No está avalado su uso en niños.
            También se emplean antidepresivos de distinta naturaleza química a los ISRS, como ser: antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y trazodona. Hay otros psicofármacos que constituyen la batería de tratamiento: ansiolíticos (tranquilizantes menores) y antipsicóticos (tranquilizantes mayores); estos últimos se guardan para casos extremos de anorexia nerviosa, con severa deformación en la percepción de la imagen corporal y negación absoluta de la enfermedad con trastornos conductales graves.


Medicamentos sin prescripción.

Las mujeres con bulimia con frecuencia abusan los medicamentos sin prescripción como los laxantes, supresores del apetito, diuréticos y las drogas que inducen el vómito --por lo general ipecac. Ninguno de estos medicamentos está libre de riesgo. Por ejemplo, se han notificado casos de intoxicación por ipecac, y algunas personas se tornan dependientes de los laxantes para el funcionamiento intestinal normal. Las pastillas de dieta, inclusive las hierbas y los medicamentos sin prescripción, pueden ser peligrosos, en particular si son abusados.

                                                 Estadisticas
Hay un 50 % más de consultas por bulimia y anorexia que hace 10 años

Dicen que es porque hay mayor conciencia sobre el peligro de estos desórdenes alimentarios.

Por Valeria Román

          Más padres con sus hijos adolescentes están pidiendo ayuda para atender los dos desórdenes alimentarios más comunes, la bulimia y la anorexia. En uno de los centros especializados, la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA) las consultas aumentaron el 50% durante los últimos diez años. En el resto de los servicios médicos de la Argentina también hubo incrementos, aunque no hay registros centralizados, según la Sociedad Argentina de Pediatría.
          La bulimia y la anorexia son las alteraciones más comunes de la conducta en el acto de comer. En un relevamiento que realizó ALUBA hace diez años en escuelas secundarias de Capital, Tucumán y Santa Fe, entre otras ciudades, había identificado que el 9% de las adolescentes padecía bulimia o anorexia. En cambio, la actualización de este año arrojó que el 12% sufre alguno de los dos trastornos.

          “Hemos registrado un incremento en los casos así como en las consultas en nuestros centros de atención, especialmente en la época en que inician las clases y en la primavera”, comentó Mabel Bello, fundadora de la entidad que hizo las encuestas. “Los adolescentes y sus familias consultan más porque se ha difundido mucho la existencia de estos trastornos. También se habla de ellos en las escuelas y los médicos están más capacitados para identificar los síntomas y hacer derivaciones.
          Antes, algunos médicos lo consideraban un problema menor”.
          Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, la secretaria del comité nacional de nutrición Débora Setton contó a Clarín que no hay aún un registro nacional de prevalencia o de incidencia de bulimia y anorexia, pero que “es cierto que las consultas crecieron durante la última década”.
          También Setton agregó que hay más centros con servicios especializados en los trastornos alimenticios. “Los pediatras detectan más. Las familias se acercan más y buscan una solución. Y en los colegios, los docentes reconocen los síntomas”. Entre los síntomas que preocupan a los adultos, se encuentran la forma de comer, los cambios bruscos de peso, los cambios de carácter, la falta de menstruación en las mujeres o el ejercicio físico compulsivo en los varones.
          Otro cambio que se registra es que hay menos internaciones por casos graves de bulimia y anorexia. “Como los casos se detectan más tempranamente, no avanzan hacia un estado grave”, señaló Setton.
          En los casos de bulimia, las personas afectadas pasan por episodios recurrentes de voracidad, y pasan cambios significativos de peso, provocan el vómito, y abusan de laxantes y diuréticos, entre otros comportamientos.
          En tanto, en los casos de anorexia, las personas se ven gordas a pesar de tener bajo peso, comen lentamente, mastican largo rato antes de tragar o tiran, escupen o esconden la comida.
          “Crecen las consultas, porque aumentó la conciencia sobre los trastornos . Pero no ha variado mucho la presión social por la delgadez. La televisión sigue mostrando cuerpos artificiales. Y por momentos, los chicos se ven desbordados con las exigencias, y se autoagreden con dietas, alcohol, o drogas de abuso”, opinó Setton. Lo interesante es que hay tratamiento, que empieza por reconocer las enfermedades y ser apoyado por un equipo integrado por médicos, psicólogos y nutricionistas.

Algunos signos para estar alerta:

·        Los padres de adolescentes deben estar atentos a los comportamientos de sus hijos para detectar a tiempo la bulimia o la anorexia.
·        Una de las claves para sospechar, según los especialistas, es cuando los jóvenes cambian bruscamente de alimentación.
·        Otras conductas para estar alerta: si suprimen alimentos por “engordantes”, si dicen que ya comieron en la escuela o con los amigos y se niegan a alimentarse en el hogar. También, el uso del baño después de las comidas, el consumo de laxantes y diuréticos, el estar atentos a la balanza.
·        Generalmente, los adolescentes con estos comportamientos están pálidos, no quieren salir, bajan de peso abruptamente y hasta llegan a robar dinero para ir a comprarse laxantes.
·        En las chicas, la falta de menstruación por tres meses puede ser síntoma. También, hacer ejercicio físico de manera compulsiva.



              * Trbajo practico de bulimia